Lenny, es una joven de 27 años de edad, vive en la comunidad de El Picacho, Candelaria, Langue Valle, miembro de una familia humilde y trabajadora, tiene ocho hermanos (cinco mujeres y tres varones), desde muy pequeña acompañaba a su mamá a vender helados a las comunidades vecinas, mientras su papá se quedaba al cuidado de sus hermanos y realizando actividades agrícolas en su pequeño huerto, ella nos comenta que nunca faltó comida en su casa, donde recibió una formación basada en valores y el respeto hacia los demás.

A los 16 años se casó con un hombre mayor, abandonó la escuela, pues su esposo no la dejó seguir con sus estudios a pesar de haberle prometido continuar, desea aprender a costurar, pero se le ha dificultado debido a sus obligaciones del hogar; es madre de dos niñas y un niño.

Antes de casarse Lenny conoció de la red de Mujeres Organizadas, quiso formar parte pero sus padres se opusieron, diciendo que descuidaría sus estudios; a ella siempre le llamaba la atención ver como mujeres de su comunidad habían formado una microempresa de producción de huevos y gallinas criollas, le gustaba la idea de poder insertarse, pero ahora sería su esposo quien no le permitía; ella no participaba en las reuniones comunitarias que se celebraban en la comunidad, debido a que su esposo delimitaba su participación.

Por medio de sus vecinos se informó de las actividades que Vecinos Honduras realizaba en su comunidad, asiste al primer gracias a la convocatoria de la Asociación de Padres de Familia del centro educativo al que asiste su hija mayor;  donde conoció de los derechos de niñez y la mujer.

 Lenny nos cuenta que ese evento marco una etapa importante en su vida, durante el desarrollo conoció testimonios de vida de mujeres que no tenían voz propia, viéndose en la misma situación, en ese momento se sintió motivada a hacer diferente; llego a casa y lo hablo con su esposo, comentándole sus deseos de aprender  nuevos temas, mejorar su autoestima y la relación en familia. En ese momento su esposo le respondió que si ella quería participar debía dejar todo en el hogar listo desde la limpieza hasta los alimentos preparados y llevar a los niños con ella;  Con alegría y a la vez temor acepto dicha condición, pasaron dos años en los cuales Lenny realizaba en su hogar lo que aprendía en cada reunión. Logrando en su esposo actitudes positivas, siendo más comprensivo, ahora comparten responsabilidades del hogar, cuidado de sus hijos, apoya las decisiones que ella toma y se involucra en las organizaciones comunitarias siendo miembro directivo del Patronato de la comunidad.

Lenny se considera una mujer bendecida por Dios por las oportunidades brindadas, la fortaleza que le dio para enfrentar las injusticias que en su hogar se le habían sido impuestas y convertirla en una mujer participativa y emprendedora; actualmente tiene más amistades con quien compartir y se dedica a realizar ventas por catálogo, por medio de ello está generando ingresos para su familia. Su opinión es tomada en cuenta en las reuniones comunitarias, motiva a otras mujeres a exigir sus derechos, se involucren y  formen parte de las organizaciones.

Lenny es solo de las muchas mujeres que sufren de algún tipo de maltrato, ya sea psicológico, físico o económico y que ha logrado mejorar su vida y exigir sus derechos y que Vecinos Honduras apoya a través de procesos de formación en temas como: Leyes que protegen a la mujer, auto estima y liderazgo. Si deseas formar parte de cambios positivos en las mujeres te invitamos a DONAR.

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